El impacto de las conductas tóxicas de los dueños en la PYME
- Enrique Plascencia
- 8 dic 2024
- 5 Min. de lectura

En muchas pequeñas y medianas empresas (PYMEs), los dueños juegan un papel central en la operación y cultura de la organización. Sin embargo, cuando el liderazgo empresarial se basa en comportamientos dañinos como el sobajar a los empleados, exponerlos públicamente o favorecer a ciertos colaboradores, se pueden generar ambientes laborales tóxicos que impactan gravemente en el rendimiento, la moral y la sostenibilidad a largo plazo de la empresa. A esto se suma el riesgo de involucrar a familiares en la administración del negocio, una práctica común en las PYMEs, que puede generar conflictos y afectar negativamente la profesionalización de la empresa.
El impacto de sobajar al equipo
Sobajar a los empleados consiste en menospreciar sus capacidades, no reconocer sus logros o imponer una actitud de superioridad. Cuando un dueño de una PYME adopta esta conducta, las repercusiones en la organización son considerables:
1. Pérdida de motivación y compromiso
Los empleados que se sienten constantemente desvalorizados o humillados pierden el entusiasmo por su trabajo. Al no recibir reconocimiento por sus esfuerzos, su nivel de compromiso con la empresa disminuye, lo que afecta directamente su productividad. El resultado es un equipo desmotivado que, en lugar de aportar ideas y soluciones, opta por hacer lo mínimo indispensable.
2. Altos niveles de estrés y ansiedad
Ser víctima de conductas de sobajamiento genera altos niveles de estrés y ansiedad en los colaboradores. Los empleados pueden vivir con miedo a equivocarse o a ser públicamente humillados, lo que afecta su bienestar emocional y, por ende, su desempeño en el trabajo. Esto puede derivar en problemas de salud y ausentismo laboral, afectando gravemente la eficiencia operativa de la empresa.
3. Aumento de la rotación de personal
Los empleados que se sienten sobajados por el dueño o los líderes de la empresa no suelen quedarse a largo plazo. La alta rotación de personal no solo implica costos adicionales en términos de reclutamiento y capacitación, sino que también afecta la cohesión del equipo y el flujo constante de trabajo. La falta de estabilidad en el equipo deteriora la capacidad de la empresa para construir procesos sólidos y avanzar hacia sus metas.
El daño de exponer a los empleados públicamente
Exponer a los empleados frente a sus compañeros para resaltar errores, criticar su desempeño o poner en evidencia sus fallos es una práctica altamente perjudicial. Este tipo de comportamiento no solo daña la moral del empleado en cuestión, sino que también envía un mensaje negativo al resto del equipo.
1. Destrucción de la confianza y el respeto
Cuando un dueño expone a un empleado públicamente, se rompe la confianza entre el líder y el colaborador. Esto puede crear una dinámica en la que los empleados ven al dueño como una figura autoritaria que no respeta ni valora el esfuerzo individual. La confianza es un pilar fundamental para un ambiente de trabajo saludable, y cuando se destruye, la colaboración y la lealtad también se ven afectadas.
2. Generación de una cultura del miedo
Exponer a los empleados públicamente genera una cultura de miedo, donde los colaboradores evitan tomar riesgos o proponer nuevas ideas por temor a ser criticados o humillados. Esto inhibe la innovación y el crecimiento dentro de la empresa. En lugar de fomentar un ambiente en el que los errores se vean como oportunidades de aprendizaje, se establece una cultura donde el error es castigado severamente, paralizando la proactividad y la creatividad.
3. Desarrollo de conflictos internos
Exponer a un empleado frente a sus compañeros también puede generar resentimiento y tensiones dentro del equipo. Los empleados pueden sentir que están siendo observados constantemente o que están en competencia unos con otros, lo que fractura la cohesión del grupo y fomenta el desarrollo de conflictos internos que afectan la colaboración y el trabajo en equipo.
El favoritismo y sus efectos negativos
El favoritismo, o la preferencia abierta hacia ciertos colaboradores, es otra práctica dañina que muchos dueños de PYMEs adoptan, a menudo de manera inconsciente. Sin embargo, el impacto de esta conducta es devastador para la moral y la productividad de la empresa.
1. Desmotivación de los empleados no favorecidos
Cuando los empleados perciben que algunos compañeros son favorecidos por el dueño de la empresa, pueden sentirse desmotivados y frustrados. El favoritismo da la impresión de que el mérito y el esfuerzo no son los factores determinantes para el reconocimiento o el ascenso, lo que desincentiva a los demás empleados a trabajar duro y dar lo mejor de sí.
2. Disminución del rendimiento general
El favoritismo afecta directamente el rendimiento del equipo en su conjunto. Los colaboradores que no se sienten valorados suelen reducir su esfuerzo y desempeño, ya que perciben que su trabajo no será apreciado de la misma manera que el de los empleados favorecidos. Esta falta de equidad impacta negativamente en el rendimiento general y la calidad del trabajo producido por el equipo.
3. Conflictos y división dentro del equipo
El favoritismo también crea una división entre los empleados, con los favorecidos siendo percibidos como "intocables" y los demás sintiéndose excluidos. Esto fomenta un ambiente de desconfianza y competitividad insana, donde los empleados dejan de colaborar de manera efectiva, afectando la dinámica de trabajo en equipo.
El peligro de involucrar familiares en la administración
Involucrar familiares en la administración de una PYME es una práctica común, pero peligrosa, que puede derivar en una serie de problemas para el buen funcionamiento de la empresa. Aunque inicialmente puede parecer conveniente tener a alguien de confianza en la administración, esto puede complicar la gestión y generar conflictos que afectan el crecimiento del negocio.
1. Falta de profesionalismo
En muchos casos, los familiares involucrados en la administración de la empresa no tienen la experiencia o las habilidades necesarias para manejar sus responsabilidades de manera adecuada. Esto puede llevar a una toma de decisiones basada en intereses personales en lugar de los intereses estratégicos del negocio. Además, la relación personal puede dificultar la rendición de cuentas y la evaluación objetiva del desempeño.
2. Conflictos de interés
Involucrar a familiares en la administración puede crear conflictos de interés, donde las decisiones se toman en función de las relaciones familiares en lugar de lo que es mejor para la empresa. Esto puede provocar tensiones entre el equipo de trabajo y los familiares, generando un ambiente de desconfianza y resentimiento.
3. Dificultad para separar lo personal de lo profesional
Uno de los mayores desafíos de involucrar a familiares en la administración es la dificultad para separar las relaciones personales de las profesionales. Las discusiones o problemas en el entorno laboral pueden trasladarse al ámbito familiar, y viceversa, lo que puede complicar las dinámicas tanto en la empresa como en el hogar. Esto afecta tanto la operación del negocio como las relaciones familiares, generando un círculo vicioso de conflicto.
4. Resistencia al cambio y la profesionalización
Los familiares en roles administrativos pueden resistirse a cambios que profesionalicen la empresa, especialmente si estos cambios implican establecer reglas claras de rendición de cuentas o contratar talento externo que pueda competir con ellos. Esto puede frenar el crecimiento de la empresa y evitar que se adapten a nuevas tendencias o mejoras operativas.
Conclusión
El impacto de las conductas tóxicas de los dueños de PYMEs, como sobajar a los empleados, exponerlos públicamente y practicar el favoritismo, es altamente perjudicial para la salud organizacional y el crecimiento del negocio. Estas prácticas generan un ambiente de trabajo insalubre, erosionan la confianza y disminuyen la productividad. A esto se suma el peligro de involucrar a familiares en la administración, lo que puede crear conflictos de interés, reducir la profesionalización de la empresa y generar divisiones internas.
Para que una PYME prospere, es fundamental que los dueños adopten un enfoque de liderazgo que fomente la equidad, el respeto y el profesionalismo en la administración. Al crear un ambiente de trabajo positivo, los dueños no solo mejoran el rendimiento de su equipo, sino que también impulsan el crecimiento sostenible y la longevidad de la empresa.
¿Creés que en tu empresa estas teniendo esta problemática?
Platiquemos y encontremos juntos una forma nueva de hacer las cosas.
Enrique Plascencia
Asesor PYME
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